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Pancho Sandoval

Nacional

9 DATOS SOBRE LOS AUTOCINEMAS EN MÉXICO AHORA QUE VIENE LA NUEVA NORMALIDAD

Aunque parece que todo lo que está pasando en 2020 es parte de un futuro distópico, hay algo que podría hacernos volver al pasado: los autocinemas.

Aunque parece que todo lo que está pasando en 2020 es parte de un futuro distópico, hay algo que podría hacernos volver al pasado: los autocinemas.


Y es que hay quien opina que vivirán un nuevo auge debido a que podrían ofrecer una experiencia cinematográfica “segura” fuera de casa.


Sin duda, una de las cosas que más extrañamos de la “vieja normalidad” es ir el cine, pero ¿realmente los autocinemas podrían sustituir esa experiencia? No lo sé, Rick…


Sin embargo, la historia de los autocinemas en México es muy interesante, sobre todo si formas parte de esas generaciones que nunca asistieron (imos) a un autocinema antiguo.
Porque sí, el Autocinema Coyote es muy bonito y todo, pero es súper diferente a los autocinemas de antes.


Así que dejaremos por aquí unos datos sobre la historia de estos lugares, de cuando nuestros papás y abuelos iban al cine en coche.


¿CÓMO LLEGÓ EL PRIMER AUTOCINEMA A LA CIUDAD DE MÉXICO?Los autocinemas nacieron en Estados Unidos por ahí de los años 20, se dice que su creador, Richard Hollingshead, los inventó y patentó porque su mamá era una persona físicamente grande y se sentía incómoda en las butacas de los cines tradicionales.
A México llegaron 30 años después, en 1950.

“El primer autocinema en México fue el Autocinema Lomas, se inauguró en 1950 y estaba ubicado en Ejército Nacional 112, enfrente de lo que ahora es el deportivo Mundet”, contó Nelly Tobón, investigadora y adminisradora de la página de Facebook ¡Cácarooo, los cines de la ciudad de México!, en entrevista con AnimalMX.


A este cine le siguieron el Lindavista, inaugurado en 1957; luego el Satélite, en 1959; y finalmente, el Autocinema Del Valle, que estaba en Avenida Universidad y Coyoacán, junto a Centro Coyoacán, donde se encontraba el corporativo Bancomer antes de mudarse a la Torre BBVA.


“Se anunciaba como el más moderno y el más cómodo, y con la pantalla más grande de América Latina”, dijo Tobón.


TENÍAN UN TOPE PARA QUE EL AUTO SE INCLINARA HACIA ATRÁS Y PODER VER MEJOR LA PELÍCULASi te has fijado, los autocinemas actuales solo son un gran terreno plano con una pantalla. Esto a veces dificulta que las personas que están en los asientos de atrás puedan apreciar bien las películas.


Pero no, mis cielas, así no eran en el pasado.


“Los autocinemas de antes tenían un diseño por rampas, para que los coches no se obstruyeran la vista”, nos contó Tobón.


Además estas rampas tenían una especie de topecito en el área de las llantas delanteras para que los coches se pudieran inclinar hacia atrás y se ampliara el rango de visión.
La distancia que había entre los coches, al menos en el Autocinema Satélite, era de 12 metros. (A Susana Distancia le gusta esto).


¿Y EL SONIDO?Si has ido al Autocinema Coyote te habrás dado cuenta de que, además del sonido que emiten las bocinas cercanas a la pantalla, dentro de tu coche puedes sintonizar una estación de radio y a través de ella te llega el audio de la película para que no tengas que abrir la ventana.


Pero en el pasado no era así. El audio llegaba a través de unos postes-bocina que estaban colocados en las rampas al lado de los coches.


“Te colocabas en tu lugar de la rampa, dentro del coche, y al lado había un poste donde estaba la bocina”, comentó Nelly Tobón.


TENÍAN SERVICIO DE RESTAURANTE CON PLATILLOS COMPLETOSNo sé si te ha pasado que se te antoja que la hamburguesa o las alitas en el cine y piensas cuánta falta nos hace que haya comida completa en las salas tradicionales y no solo nachos o palomitas.
Bueno, pues los autocinemas lo tenían. Dentro de sus instalaciones había cafeterías y restaurantes donde te podían preparar hasta chilaquiles.


“Los autocinemas tenían servicio de comida completa, no solo palomitas y refresco. Aunque mucha gente cuenta que llevaba su propia comida”, rememoró Tobón.


“El atractivo era poder platicar de la película, sentir esa privacidad. Uno de los anuncios de estos autocinemas decía ‘Qué mejor que ver una película como si estuviera usted en su hogar’, o sea, su automóvil. Tenían mucho esta visión del automóvil como una extensión de la casa”, relató la investigadora.


EL LUGAR PERFECTO PARA ROMANCEARSí, sí es por eso que te imaginas: llovía, se empañaban los vidrios y la película pasaba a segundo plano.


“Incluso al autocinema Lindavista le decían la tumba de las vírgenes”, nos dijo Nelly Tobón entre risas.

ERAN UUULTRA BARATOSTe vas a ir para atrás: El costo para entrar al autocinema era de 25 pesos por coche.


“Podías hacer autosardina y meter a toda tu familia y llevar personas hasta en la cajuela. Ya después, en algunos autocinemas restringieron el acceso a las camionetas”, recordó la especialista.


PERO LAS PELÍCULAS NO ERAN DE ESTRENO… Y TAMPOCO PASABAN PELÍCULAS MEXICANASUn poco similar a lo que pasa ahora, las grandes distribuidoras acaparaban los estrenos nacionales e internacionales. Así que los autocinemas exhibíann películas antiguas.
“En esa época había una producción muy importante de cine mexicano, pero esas películas se estrenaban en las grandes salas de cine, como el cine Alameda, no en los autocinemas”, coementó Nelly Tobón.


¿Por qué? Porque la distribución de las películas en aquel entonces era decidida por la Compañía Operadora de Teatros S.A. (COTSA), que a su vez era dueña de las principales salas de cine tradicionales, de acuerdo con Tobón.


Y SI ERAN TAN CHIDOS, ¿POR QUÉ CERRARON?El último autocinema abierto en la Ciudad de México fue el Satélite, que cerró en la década de los años 90.


La razón más probable de la caída de los autocinemas, como cuenta Nelly Tobón, fue la llegada de los sistemas de entretenimiento en casa: o sea, VHS y Beta.


Sin embargo, unos emprendedores mexicanos, liderados por el cineasta Isaac Ezban, tomaron su nostalgia y su dinero y abrieron el Autocinema Coyote, en 2011.


¿LOS AUTOCINEMAS SUSTITUIRÁN AL CINE TRADICIONAL EN LA NUEVA NORMALIDAD?
De acuerdo con la investigadora Nelly Tobón, no, y hay una razón muy poderosa detrás de esto: “Tener coche es un privilegio”.


“Yo creo que podrían ser una opción, pero tener automóvil es un privilegio. No todo el mundo tiene acceso a un automóvil. Y hacer esto sí va a permitir que más gente busque esta opción para prevenir contagios”, opinó la experta. “Pero por otro lado va a seguir aumentando la brecha de desigualdad que de por sí ya vivíamos.


“Porque ir al cine tradicional de por sí ya es costoso. No mucha gente puede ir a esos cines, y si encima le pones el requisito de tener un coche, puede abrir un poco más esa brecha. Pero sí representa una oportunidad para un sector de la población”.

Fuente: Animal MX

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